A lo largo del desarrollo de los niños, éstos experimentan una gran variedad de miedos. La mayor parte de ellos son pasajeros y aunque los veamos como algo malo que hay que evitar, su función es la de protegerles de posibles daños y ayudarles a enfrentarse adecuadamente a las situaciones nuevas y amenazantes.
El miedo a la separación, a la oscuridad, a la escuela y a los extraños, entre otros, aparecerán y desaparecerán según las edades y el momento evolutivo de cada uno. La dificultad para los adultos en estos casos, es la de saber ayudar al niño a gestionar ese miedo y actuar de forma adecuada para favorecer que desaparezca de forma natural.
En ocasiones ante los miedos de nuestros hijos no sabemos cómo reaccionar ¿qué le digo?, ¿hablamos de ello?, ¿le castigamos?, ¿le acompañamos a la cama?
¿CÓMO PODEMOS AYUDARLES?
Trasmitir al niño que tener miedo es normal
No hay que negar el miedo, es importante que el niño lo vea como algo natural que les pasa a todos. Poner palabras al miedo le ayudará a entenderlo: el perro del vecino te asusta, no? A muchos niños les dan miedo los perros, si quieres hoy le vemos desde aquí y ya nos iremos acercando a el otro día.
Hemos de explicarle que lo que ahora le asusta mucho, a medida que se haga mayor será más fácil, podemos poderle ejemplos de nosotros mismos cuando éramos pequeños y darles ejemplos de cómo lo resolvimos en su momento.
Crear frases que pueden decirse en determinados momentos:
“Soy valiente”, “no me va a pasar nada”, “soy fuerte” son mensajes que el niño puede repetirse cuando se va a enfrentar a las situaciones y que contrarrestan los mensajes que el miedo les da como “lo voy a pasar mal”, “me van a hacer daño”. Las frases negativas lo único que hacen es aumentar el miedo, mientras que las positivas les dan fuerzas para abordarlos y les aporta una imagen de sí mismos más adecuada.
Apoyarse en otras emociones como el humor, la risa, la alegría e incluso en enfado:
No sirve de nada convencerles de que no tienen miedo porque es algo irracional, es más efectivo darle otras herramientas. Inventarse chistes sobre la oscuridad, hacer dibujos de ladrones patosos y con narices de payaso o enfadarse con una habitación oscura y hacerle burla pueden hacer que los niños vean esas situaciones con otros ojos.
No ridiculizarle
Llamarle cobarde, hacerle bromas o castigarle no hará que se enfrente a sus miedos de forma adecuada. Cuando el niño está sintiendo miedo, lo último que necesita es que se le haga ver que no tiene la valentía suficiente o que está haciendo algo mal. Le servirá de más ayuda que le apoyemos y le hagamos ver que él puede enfrentarse al miedo y que estaremos ahí para acompañarle.
Centrar la atención en otra cosa
Cuando se acerca la situación complicada, ir hacia el colegio, la hora de dormir o el momento de dejarle en casa con la canguro, le ayudará hablar de cosas positivas y divertirle, podemos ir jugando a algo o cantando. Así le ayudaremos a no agobiarse anticipando las situaciones que le asustan.
Usar de objetos de seguridad
Podemos ayudarle a calmarse hablándole con calma y dándole objetos que le resulten familiares como el osito para dormir.
ES IMPORTANTE TENER EN CUENTA CÓMO NOS COMPORTAMOS NOSOTROS ANTE LOS MIEDOS:
Cómo se sienten los padres ante los miedos de sus hijos:
En ocasiones, como padres nos afecta ver como tienen miedo porque les vemos sufrir o porque nos recuerda a antiguos miedos que tuvimos. Si es así, entonces es probable que le demos mucha importancia o que intentemos evitarle el mal trago sea como sea. Eso hará que el niño lo viva con más intensidad y que aumente su miedo.
Cómo actuamos cuando nosotros mismos tenemos miedo
Si ante nuestros miedos reaccionamos de forma exagerada o evitando las situaciones, el niño aprenderá que esas situaciones son peligrosas y que la forma de salir de ellas es evitándolas y no enfrentándose. Si analizas cuáles son tus miedos, es probable que encuentres alguno reflejado en tu hijo (miedo a las arañas, ascensores…)
Uso del miedo en el estilo educativo
En ocasiones es frecuente oir “Si no te comes la comida vas al cuarto oscuro”, “si no te duermes vendrá el hombre del saco” Estas acciones pueden tener efectos a muy corto plazo pero a largo plazo sus consecuencias serán negativas, aprenderá a obedecer por miedo y no porque se hayan aprendido las normas y se entienda el porqué de ellas
MIEDOS SEGÚN LAS EDADES
0-2 años: Pérdida brusca de la base de sustentación, ruidos fuertes, separación de los padres, animales, extraños, heridas, y oscuridad.
3-5 años: separación de los padres, animales, oscuridad, daño físico y personas disfrazadas.
6-8 años: separación de los padres, animales, oscuridad, daño físico, seres imaginarios (brujas, fantasmas, monstruos…), tormentas, soledad, muerte y escuela.
9-12 años: animales, daño físico, escuela (exámenes, suspensos), aspecto físico, relaciones sociales y muerte.
13-18 años: escuela, aspecto físico, relaciones sociales y muerte.
En la mayoría de los casos, los miedos van desapareciendo con el tiempo, pero si los miedos son excesivos o no se llevan de manera adecuada, puede hacer que aumenten y que vayan incapacitando al niño en algún área de su vida. En estos casos, es necesario consultar con un profesional para enseñar al niño cómo enfrentarse a ellos y a los padres cómo manejar la situación.
Mónica Cruz Coronado
M-21323