En la actualidad, muchos de los casos que vienen a nuestra consulta están relacionados con este trastorno y con sus síntomas, para poder abordarlos, es importante realizar un diagnóstico diferencial. La sintomatología que presenta el TDAH puede confundirse fácilmente con otros trastornos y otras problemáticas que puede sufrir un niño durante su infancia.
Las primeras sospechas que llegan a los padres vienen a raíz de los resultados académicos y del comportamiento en la escuela. Los síntomas como la falta de atención en clase, frecuentes despistes, escasa concentración o la poca motivación para realizar las tareas, puede explicarse tanto por TDAH como por otras situaciones como conflictos en casa, problemas familiares, ansiedad o depresión infantil o incluso por la inmadurez propia de algunos niños en determinadas etapas.
A su vez, es frecuente encontrar en conductas propias de la infancia la dificultad para respetar las normas, controlar sus impulsos y para hacer algo que no les gusta. Lo importante para determinar si existe el problema o no, es ver si ocurre en todas las situaciones y si esas conductas le impiden llevar una vida normal, relacionarse, aprender, tener una buena autoestima y si, en definitiva, afecta a su desarrollo.
“Los niños movidos e inquietos no siempre tienen que ser “hiperactivos”.
En ocasiones, cuando la sintomatología no es excesiva, pueden trabajarse las dificultades que se presenten al margen de poner una etiqueta, que en muchos casos pueden tener más desventajas que ventajas.
Cuando el objetivo es realizar un diagnóstico de TDAH entonces habría que empezar viendo si se cumplen los siguientes criterios:
- Los síntomas aparecen antes de los 12 años.
- Las conductas se presentan de una forma desproporcionada en comparación con los niños de su misma edad y mismo nivel de desarrollo.
- La sintomatología afecta en al menos dos ambientes de la vida del niño: escolar, social o familiar.
- Hay un deterioro importante en la calidad de vida del niño.
- Las conductas no se deben a un problema médico o tóxico.
El Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) se caracteriza por 3 síntomas principales:
DÉFICIT DE ATENCIÓN
Los síntomas aparecen generalmente al empezar la etapa escolar al precisar una actividad cognitiva más exigente.
- Dificultades para mantener la atención durante un tiempo prolongado.
- Dificultades para organizar y finalizar las actividades o tareas. no presta atención a los detalles.
- Dificultad para seguir las instrucciones, las normas o detalles de los juegos.
- Se distrae con facilidad con estímulos irrelevantes.
- Facilidad para perder u olvidar objetos.
- Parece no escuchar cuando se le habla.
- Evita las actividades que requieren un nivel de atención sostenido y un esfuerzo mental.
- Cambia frecuentemente de conversación.
- Presenta dificultades para seguir las normas o detalles de los juegos .
- A menudo tiene dificultad para prestar atención a dos estímulos distintos ( por ejemplo, leer lo que está en la pizarra y escribirlo en el cuaderno).
HIPERACTIVIDAD
Es uno de los síntomas más fáciles de reconocer y el más conocido.
- Dificultad para mantenerse quieto, se mueve en momentos en los que no resulta adecuado
- Habla en exceso
- Hace ruidos constantemente, incluso en actividades tranquilas
- Dificultad para relajarse.
- Cambia de actividad sin finalizar ninguna
- Falta de constancia
- Le cuesta respetar los turnos
IMPULSIVIDAD
Principalmente está relacionada con la dificultad para controlarse y para pensar las cosas antes de actuar.
- Interrumpe constantemente.
- Se muestra impaciente y le cuesta aplazar algo gratificante.
- Frecuentes conflictos con adultos.
- Dificultad para saber perder, se pelea con mucha facilidad.
- Poco cuidado con sus cosas y las de los demás.
- Dificultad para pensar en las consecuencias.
Los comportamientos más habituales son:
Al tener dificultad para concentrarse se distraen fácilmente, por ello tienen que dedicar más tiempo de lo normal a realizar las tareas escolares y obtienen unos rendimientos por debajo de lo esperado. Las dificultades escolares son consecuencia de problemas en el aprendizaje.
La impulsividad suele llevarles a querer terminar las tareas rápidamente lo que les lleva a cometer más errores, a comerse palabras al leer y/o escribir y por tanto, a que la comprensión sea deficiente.
Su elevada actividad motriz les impide mantenerse sentado en su asiento, hablan e interrumpen constantemente, hacen ruido y no dejan que la clase siga el curso normal.
Frente a todas estas dificultades presentan una baja tolerancia a la frustración, a no encajar adecuadamente las constantes críticas de su entorno y a la comparación con el trabajo y el comportamiento de sus compañeros. Como consecuencia sufren el rechazo de éstos al no seguir las normas, tener frecuentes rabietas y una falta de control de sus impulsos.
Para realizar un diagnóstico adecuado es imprescindible que un profesional lleve a cabo una evaluación exhaustiva teniendo en cuenta todas las áreas que rodean al niño/a.
La sintomatología relacionada con el TDAH afecta a la vida del niño, a su etapa escolar y al desarrollo de su autoestima, por todo ello, es importante cuando haya una sospecha o cuando los síntomas aparezcan, consultar con un profesional puesto que cuanto antes se intervenga, menos alcance tendrá con el tiempo.
Si realmente existe el trastorno, se podrá poner el remedio a tiempo antes de que afecte en más áreas de su vida y si no es así, se evitará que se etiquete al niño/a y se le ayudará a enfocar adecuadamente su situación.