Cómo manejar los celos infantiles

Feb 2, 2015 | 2 Comentarios

La llegada de un nuevo miembro en la familia además de ser algo positivo y motivo de alegría, genera la preocupación de que surjan conflictos entre el resto de los hijos.  La  rivalidad entre hermanos es algo normal, el hecho de que aparezca una competencia por obtener el cariño de los progenitores se da en cierta medida en todas las familias.

Hay ciertas pautas que pueden tenerse en cuenta para ayudar a que esa rivalidad no se convierta en un problema:

  • Alrededor del segundo trimestre de embarazo es importante informar al resto de los hermanos antes del nacimiento e integrar al nuevo miembro como alguien a quien todos querrán y cuidarán.
  • Hacer que participen en los preparativos, les ayuda a ir asimilando poco a poco la nueva situación. Si es necesario cambiarles de habitación, se recomienda hacerlo antes de que nazca para que no tengan la sensación de que el hermanito le quita su espacio.
  • Si se tiene la oportunidad, visitar a alguien que haya tenido un bebé recientemente hace que los niños entren en contacto con la forma de tratar un bebe y los comentarios que se les suele hacer, para que cuando llegue el momento, sepan que es algo normal.
  • Se recomienda hablar abiertamente del bebé, que entienda que es parte de la familia y que él no tiene porqué perder su puesto, el cariño que tienen por él no tiene porqué disminuir ni cambiar.
  • Es común pensar que tener celos es algo malo, pero es una emoción universal en el ser humano y se mitigará en el momento que el niño entienda que no hay un peligro real y que no hay motivos por el que estar celoso.
  • Hablar con el niño que siente celos acerca de ellos, puede hacer que los exprese libremente y por tanto, que entienda que los padres pueden ayudarle y que le comprenden. Si el niño no se ve capaz de hablarlo con nadie, es posible que los sentimientos se hagan más intensos. Negando sus celos, o censurándole por tenerlos, no le ayudamos, es más sencillo para todos hacerle ver que es un sentimiento normal, pero que se le pasará.
  • Cuando haya nacido el bebé se puede practicar con el resto de hermanos el “tiempo especial”, que consiste en encontrar un hueco cada día de unos 15 minutos para dedicar exclusivamente a cada niño, jugar a lo que más le gusta y disfrutar juntos sin distracciones del nuevo hermano. De esta forma, cada uno valorará los privilegios que tienen por ser mayores y recuperarán parte del tiempo que pierden por los cuidados del más pequeño.

 

Manifestaciones más comunes de celos infantiles:

  1. Hostilidad: desobedecer, oposición…
  2. Rivalidad directa: De forma verbal hacia el hermano “no le quiero, llévatelo”
  3. Comportamientos agresivos hacia el bebe: quitar los juguetes, pegarle…
  4. Regresiones a comportamientos más infantiles: hacerse pis, hablar como bebés, querer el chupete…

Peleas entre hermanos

Son situaciones normales que ocurren en todas las familias. Siempre que la diferencia de edad es menor, mayores son los roces y los conflictos. Son situaciones comunes y necesarias, ya que el grupo de hermanos es el primer medio de socialización que los niños se encuentran y donde aprenderán a compartir, jugar y resolver los conflictos.

Si los padres deciden intervenir en sus peleas, normalmente el que suele salir peor parado es el hermano mayor, ya que se tiende a proteger el pequeño, pero eso no significa que siempre sea el culpable del conflicto.

Mientras no haya consecuencias graves, es recomendable dejar que ellos sean los que solucionen los conflictos, de esta forma aprenderán a resolverlos fuera de ese entorno. Es importante que aprendan a expresar y mostrar sus desacuerdos sin llegar a las manos.

En caso de que se produzca una agresión entre ellos,  es recomendable no castigar sólo a uno de ellos, puesto que, para pelear se necesitan dos, así que la llamada de atención será para ambos.  Cada uno tendrá que retirarse y estar un rato sin jugar, de esta forma entenderán que para poder estar en compañía de su hermano, tiene que ser de manera cordial y no discutiendo. Una vez que estén más tranquilos deberán encontrar una solución conjunta.

“Reforzar las reconciliaciones, mediante felicitaciones y afecto, ayuda a que los niños entiendan cuáles son los comportamientos más apropiados”

Los castigos físicos, lo único que hacen son reforzar la idea de usar la violencia para resolver los problemas. No hay que olvidar que los padres son el ejemplo a seguir, si reaccionamos de forma agresiva no podemos pedirles a ellos calma y respeto.

Estas riñas al principio parecerán interminables pero si se gestionan de forma adecuada, poco a poco irán disminuyendo y podrán disfrutar de todos los beneficios de tener hermanos.

Mónica Cruz Coronado

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